LIBRES E IGUALES


“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”: así lo afirma el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. O, por decirlo de otro modo: todos gozamos de los mismos derechos humanos inalienables. Tú, yo, todos nosotros, sin excepciones.


No obstante, para muchos de nosotros esta hermosa promesa de la Declaración Universal no se cumple en la realidad de nuestra vida cotidiana. En todo el mundo, las personas se enfrentan a violencia, estigma y discriminación, ya sea por el color de su piel, porque viven con una discapacidad, por su edad, su género, sus convicciones, o porque son gais, lesbianas, bi, trans o intersex.

La Declaración Universal está inspirada en la profunda convicción de que otro mundo es posible. Pero solo es posible si nos mantenemos unidos; si todos y cada uno de nosotros insistimos en que nuestra libertad depende de la libertad de los demás, y en que nadie será libre hasta que todos lo seamos.

Es posible lograr un mundo libre e igualitario. ¡Ayúdanos a correr la voz!


Lee la Declaración Universal de Derechos Humanos:

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